Si tu infraestructura te trae de cabeza...
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Había una vez un empresario llamado Johnny Ahorro. Su negocio estaba creciendo, eso le emocionaba, pero al mismo tiempo le invadía una sensación agridulce.

Su infraestructura se había quedado corta y él también quería estar preparado para despegar, ofrecer a sus clientes lo mejor de lo mejor en tecnología...

Estaba listo para ponerse las pilas y seguir los pasos de su amigo Armando Negocios, al que le estaba yendo muy bien.

Pero, ¿Por dónde empezar? - Se preguntaba a menudo... Con el negocio rodando y con la mayoría del equipo intentando preparar su sistema interno, era complicado seguir atendiendo a sus clientes con la misma eficiencia.

Un día, hablando con su amigo, le comentó:

- ¡Ay! Armando, no sé cómo lo habéis hecho.
He seguido tus consejos al pie de la letra, y mira...
El equipo se pasa el día apagando fuegos, ralentizando el servicio que ofrecemos y sin poder avanzar.
Cuando no se cae una cosa, es otra. Siempre vamos con prisas y sin poder arreglar nada del todo bien.

- ¡Ay! Johnny... Es normal... al final la deuda técnica pasa factura, y cuando decides arreglar el tinglado, requiere muchísima energía y foco. Es como ir tirando de un hilo para ver dónde está el nudo y rehacer parte del trabajo.

- Armando, no sé, no sé... ¿Y no sería mejor quedarnos como estamos? Ya sabes... “si funciona, no lo toques”.

- Bueno, es una de las posibilidades. Aunque si realmente quieres que tu negocio pueda escalar, en algún momento tendrás que afrontarlo, y ya sabes, cuanto más esperes, más nudos tendrás que desenredar.

- No recuerdo que tú tuvieras tantos problemas...

- ¡Ay! Johnny, te voy a contar el consejo que seguí. Después de valorar varias opciones, decidí invertir más a largo plazo...
Mi equipo siguió al frente del negocio, priorizando las necesidades de nuestros clientes, mientras el equipo de Productizando puso el software a punto.
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- Anda, pues lo miro.

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